lunes, 28 de enero de 2013

MARIA ANTONIETA



María Antonieta  era hija de Francisco I y María Teresa I, emperadores ambos del Sacro Imperio Romano Germánico, pero no una hija cualquiera, no,  ¡era la Decimoquinta!  Que se ve que en el sacro imperio este  controlaban muy mal el tema de la anticoncepción y tenían una fertilidad envidiable, que yo no sé si la pobre Mari Tere tendría recuerdos en los que no tuviese bombo…
El caso es que si un emperador tiene una hija sola le da todos los mimos, ningún hombre le parece lo suficientemente bueno para ella, llora el día que se casa, que tiene miedo a perderla y esas cosas que todos hemos visto en las  películas yanquis, pero si tiene 15… ¡no ve el momento de quitárselos de encima! Así que antes de que la pobre María Antonieta dejase el chupete  ya estaba su madre buscándole marido. Coincidió que el heredero de los Reyes de Francia era más o menos de su edad así que su madre vio el filón y empezó a educar a su hija para Reina, ¡que tener una hija reina lo peta! Contrató un profe de francés y la apuntó a clases de macramé, baile, dicción, clave,canto… ¡cosas molonas que tenían que saber hacer las reinas de antes! Que no he visto nunca yo a la reina Sofía deleitarnos con esos talentos…
 Total que tan bien la educaron y tanto le hicieron la pelota a los Franceses en el 1769, cuando tenía apenas 12 años los reyes de Francia pidieron para su hijo Luís XVI la mano de la chiquilla. Se intercambiaron los teléfonos, estuvieron una temporadilla mandándose fotos por whatsapp y en mayo del año siguiente se casan en Versalles por todo lo alto. ¡¡Un bodorrio pa flipar!! mucho más multitudinario incluso que la boda de lolita, que María Teresa de Austria no dijo lo de “Si me quereís Irsen” porque no tenía tanto arte como la Faraona, que si no… ¡fijo! Y claro, tanta multitud en la calle y tan pocos antidisturbios (que se ve que estában todos controlando una manifestación que iba a rodear el congreso de Madrid) que 137 personas murieron asfixiadas. Y con eso ya se ve que la relación de la nueva Reina con el pueblo francés empezaba mu malamente…
Y si la plebe le cogió tirria así de entrada con la nobleza no le iba mucho mejor, que le pasaba lo que a Sara Carbonero: como era joven, guapa, elegante, de un glamourosa que flipas y no había terminado la carrera de periodismo pues… ¡la gente la miraba mal! Le tenían mazo de envidia todas las nobles francesas, y la llamaban “La Austríaca”, pero así en plan mal  y la dejaban fuera de todos los cotilleos de la corte, no la invitaban a croissants ni nada,  y como además su marido era un muermo, que nunca quería salir de marcha y tenía que acoplarse a los cuñaos cuando le apetecía tomar unos Gyn Tonics en Paris…  Por no hablar de su vida sexual, que ¡Luis XVI tardó 3 años en conseguir consumar el matrimonio! Que se ve que le podían los nervios por la situación y no se había leído 50 sombras de gray ni na… En resumen, que debía estar la chica feliz como una perdiz.
En Mayo de 1774, tras la muerte de sus suegros es proclamada reina de Francia y Navarra y ahí debe ser cuando dice “esta es la mía se van a enterar ahora todas esas lagartas envidiosas que me hacían el vacío porque solo era princesa, las voy a ningunear mazo”  Y se hace un grupito con 4 amigos y amigas que la habían tratado siempre bien y  ahí ya se viene arriba, que si no te flipas al ser reina de un país con 20 años es que ya no te flipas con na…
Se le subió el reinado a la cabeza y empezó  quemar la Visa sin medida: fiesta va, fiesta viene, se compraba modelitos a lo loco para que no queden repes en las  fotos del facebook, contrataba sirvientes sin medida, derrochaba pelas a punta pala y decidió intervenir también en la vida política de la corte ¿por qué no? Y así andaba presionando a su marido para enchufar a sus colegas, destituir ministros, bueno, lo típico: prevaricación, tráfico de influencias, ¿Qué os vamos a contar? Y si ya tenía pocos enemigos con esa actitud ya consigue que estén en Sálvame día si día también atacándola todo el tiempo…
La locura esta de salir e ir a fiestas tuvo que cambiarla un poco cuando empezó con el rollo de traer niños al mundo, y ya sabéis que venía de una familia mozo de  fértil, así que entre el 1778 y 1787 trajo al mundo cuatro retoños: María Teresa, Luís José, Luís Carlos y Sofía Beatriz. A partir de ahí se volvió un  se volvió un poco Maleni y un poco más casera, hizo un blog de cosas cuquis de mamás Cuquis  se dedicaba a supervisar las cositas del hogar y así… Pero con el historial que tenía  o tardaron mucho en empezar a cuestionar la paternidad de los retoños, ¡si es que cría fama!
Por otra parte a la gente también le parecía fatal que se pasase el día subiendo al instagram las fotos de los muffins y las cositas que iba haciendo, pero ¡le quedaban tan monas que nos e podía resistir! Luego se correría el rumor de que a un comentario anónimo que le decía que no había vergüenza derrochar así cuando el pueblo no tenía pan para comer ella le contestó “Qu’ils mangent de la brioche”, que por si no sabéis tanto francés como María Antonieta significa “Que coman pasteles” Ella siempre negó la autoría de tal frase, que si la habían sacado contexto, que si le había hackeado la cuenta… pero con lo mal que caía a la peña no se paraba en contrastar y todo era leña al fuego.
Todo esto en un ambiente de crispación del pueblo contra la clase pudiente, así que cuando en el 1789 estalla la revolución francesa estaba claro que a la pobre María Antonieta se la iban a cargar, la detienen en octubre de ese año, y eso que ella, que era muy aguda ya llevaba semanas diciendole Luís que mejor se alejaran de París cuanto más pudiesen, pero nada…  Intentan pedir ayuda a otros compis reyes, pero con tan mala suerte que su hermano José, rey de Austria, muere por esas fechas y que Carlos IV de España no quería rollos y le contestaba con evasivas “No vi el whatsapp estos días" “me pillais liao” “en cuanto pueda me pongo con eso”…  Entre unas cosas y otras no hubo quien sacara al real matrimonio de prisión, en 1791juzgan y gillotinan a Luís y su glamourosa mujercita corre la misma suerte dos años después…
Si es que al final se ve que lo de ser reina de La France no eran tonto chollo como parecía…

miércoles, 23 de enero de 2013

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA




 CAP 4: Como enchufar a tu hermano y que se note.

(viene de aquí)
Y los próximos meses José estuvo un poco depre, esperando acontecimientos y siguiendo por twitter la que se estaba liando en lo que iba a ser su nuevo país, que ya os contaremos más adelante, ¡pero telita la que se había liado en España! Que si batallas, resistencias, sitios, guerrillas, vamos una guerra con todos los complementos…
Así hasta que en Julio su hermano le envía la Constitución de Bayona, ya como último trámite para ser coronado rey y José, fingió leerla así por encima, aunque era un tostón, porque había un notario mirando y queda raro firmar algo sin fingir leer antes, que parece que no te interesa ni ná… y ya le dio luego a “acepto los términos y condiciones de reinado” y con todo listo, le dijo a la parienta que empezar a a embalar todo que se mudaban a Madrid…
-¿A Madrid, Churri? No sé, no sé si me va a gustar esa ciudad, que ya sabes que dice la Beckham que huele a ajo…
Y el 20 de Julio entra José en Madrid, con el país en plena guerra, la peña picadísima con todo lo que fuera francés, sonara francés o hubiese estado alguna vez en Francia aunque fuese de vacaciones… Así que entró con unas medidas de seguridad que ni el Papa, bueno, el papa si que el papa tiene un papamóvil blindado y José Papamovil no tenía ni se había inventado los cristales blindados pero por lo demás: la poli, los antidisturbios, te pedían el DNI y habían prohibido cabalgar por el centro…
La pena fue que la comitiva quedó muy deslucida porque no había ni un alma aplaudiendo, ya sabéis, ondeando unas banderitas, tirando confeti, gritando un ¡viva el rey! Esas cosas que quedan muy bonitas de ver cuando llega un nuevo monarca a un sitio, pero nada…
Eso ya fue lo que terminó de sumir a Giuseppe en la tristeza, por la noche antes de ir pa cama, mirándose en el espejo del Baño recordaba lo bien que estaba en Nápoles, y a su amante Napolitana, que en Madrid ni de coña se le iba a ocurrir buscarse una amante, que tal y como estaba el patio lo mataba durante el cigarrito de después fijo, fijo…
De todas maneras José también era un tipo decidido así que se propuso que se iba a tomar en serio lo de ser rey y lo iba a hacer muy bien, muy bien, muy bien, y además se iba a ganar el cariño de los españoles “¡Claro que si Giuseppe!- se decía -¡porque tú lo vales!”
Pero a pesar de esta motivada que se metió la realidad, que es muy puta, no le dejó fantasear mucho tiempo, porque a los dos días las tropas francesas tuvieron una derrota del 15 en Bailén, (de la que hablaremos más adelante, que merece la pena conocer) y tuvo que huir a Miranda del Ebro… Allí volvió a tener esa conversación consigo mismo y volvió a subirle la moral, se compró una molesquín y en ella anotaba ideas para caerle bien a los españoles. Le llamaba Mi cuadernillo de ideas para caerles bien a los españoles y tenía puestas cosas como por ejemplo:
-A los españoles les gustan mucho las fiestas. Hacer fiestas.
-Los españoles con un cubata en la mano se creen que lo saben todo, darle muchos cubatas a los españoles que piensen un poquito como yo.
-A los españoles le gusta mucho tomarse algo en las terrazas. Hacer muchas plazas para que los bares puedan poner terracitas.
-Los españoles se pican mucho con el tema impuestos. Mirara algo para reducir las cargas fiscales y racionalizar la Administración real.
Y cosas así. Pero se le olvidaba a José que como le caigas mal a un español así de entrada vas listo para cambiarle de opinión. ¡Si es que somos mucho de primeras impresiones! Así que cuando intentó llevar a la práctica estas medidas lo que consiguió fue agudizar el ingenio patrio para poner motes, que en eso, cuidadito, ¡somos primera potencia! Y la peña andaba llamándole Pepe Plazuelas o Pepe Botella… ¡unas risas! Mazo de monólogos sobre él y no había squetch humorístico en el que no lo imitaran…
La estancia en Mirando del Ebro tampoco se prolongó mucho, porque como estaba el tema belicoso y venga tiros por todos lados pues se consideró que la vida del recién estrenado monarca también corría peligro allí asi que en Septiembre se tuvo que pirar a Victoria. Eso sí, con la Tontería se estaba haciendo un tour por el norte de España guapo, guapo…
Lo que pasa es que a Napoleón cuando le cuentan que la cosa en España se estaba complicando tanto y que su hermanísimo se tenía que mudar casi cada mes coge un cabreo de muy señor nuestro…
-¡Pero será posible que seáis tan inútiles, pardiez! No si voy a tener que ir yo en persona… ¡es que ya no puede uno delegar, no puede… Os mando ahí para que me zanjéis el asunto de la guerra y me tenéis a Giuseppe de aquí p’allá que parece Labordeta!!
Y vino él en persona, a ver si zanjaba el tema de la guerra en la península que ya se le estaba haciendo larga de más, ya os contaremos los pormenores de la visitilla, que tiene miga… pero resumiendo después de que viniera el emperador a dar candela José pudo por fin volver a Madrid.
-Oye, Napo, Gracias, tío… ¡es que como son estos españoles, como son!
-Mira, Jose, que somos hermanos y no quiero picarme pero... ¡ahora vigílame esto por Dios! Que si supieras la liada toda que tengo montada en Europa… No quiero agobiarte ahora con mis problemas pero pon un día las noticias en el canal internacional y vas a flipar, ¡que salgo yo casi todo el tiempo! Y… ¡leñe! Contrólame esto que uno es emperador pero también es persona y no puede estar en todo. ¡A un emperador de la France también le gusta tener sus minutillos de relax, eh!
Y se fue Napoleón y José puso en marcha sus medidas, ¡que eran buenas, eh! Pero la gente a esas alturas de la película tenía mucha ojeriza a todo lo francés… y además ya le habían cogido gustillo a lo de insultarle y no había respeto ninguno hacia él. Así que cada abuso del ejército francés lo acababan pagando con José, que a lo mejor de cara a la batalla no influía mucho, pero era una forma de desahogarse como cualquier otra.
José, que seguía empecinado en hacer amigos, empezó a buscarlos entre los afracesados que era como se les llamaba a los españoles que no odiaban a muerte todo lo que venía de más allá de los pirineos y estaban dispuestos por lo menos a escuchar las ideas que proponía el nuevo monarca para ver si eran mejores que las de los borbones. Pero… ¡casi no había! Porque estaba muy mal vista esa posición... Y esto jodía mucho a José, que cada vez se sentía más solo y más desilusionado con el trono, que estaba todo el tiempo poniendo en el Facebook estados depresivos y compartiendo fotos cursis de gatitos con frases como “Quien tiene un amigo tiene un tesoro” “dale me gusta si tú también crees que te infravaloran y no ven tus buenas intenciones” “comparte esta foto si un país te ha defraudado” Y ya en enero la situación se hizo insostenible y le mandó un mensaje privado a su hermano quejándose de todo.
“Napo, estoy fatal, supe triste… que tu sabes que yo soy de buen corazón, que lo pongo todo por la gente y aquí no hay ni un solo español que muestre afecto por mí , solo un poco los que me acompañan, por eso que el roce hace el cariño, pero… ¡jopé! No me dejen darme a conoce y demostrarles que soy muy buena gente, un tío mu majo, como dicen ellos… Nada, no tengo ni un único partidario… ¡todos parecen odiarme!”
Y Napoleón le contesto con algo así como:
“venga, brother, no te rindas! Lo que te pasa a ti es que eres muy bueno, un peazo de pan, y claro, la peña no te toma en serio… ¡pero te vas a ganar el afecto, ya verás! Si buenos somos los Bonaparte cuando queremos algo! Recuerda que el que la sigue la consigue… ¡Besis!
Y José, que era mucho de sobreponerse a la tristeza y animarse en seguida pues… ¡borrón y cuenta nueva! Y así estuvo un par de añitos, haciendo reformas que beneficiasen al pueblo a ver si por esas se ganaba su afecto y aprobación, aunque ya os avanzamos que no… Pero se tomó tan a pecho lo del reinado que en el 1810 incluso dirigió personalmente al ejército francés en la campaña Andaluza.
Tenía días súper motivados, sobre todo cuando se empezó a liar con alguna española, que a José siempre le habían perdido las mujeres, y pensaba que si ya había quien se animase a ser su amante igual no estaba todo perdido que igual que conquistaba el afecto que de una Española podía conquistar el de España entera, era así muy de grandes ideas el tío... Pero nada, ¡que no había manera! Que en cuanto se descuidaba ya estaba poniéndole motes y riéndose de él a sus espaldas ¡y así no!
Dejó el País en 1811 para ir a París al bautizo del hijo de Napoleón y ya con el café volvió a rallar a su hermano.
-¡jooo! Napo… ¡que no se me da nada bien lo ser rey de España! ¡Déjame renunciar, anda! ¡Déjame! De hecho renuncia tu también si es que… ¡pa que quieres ese país? Si ya tienes mazo de terrenos…
-Mira, José, ¡que me tienes hasta las pelotillas! ¡Que me estás dando el bautizo! ¡Que aquí no va a renunciar nadie! Y que España la vamos a conquistar sí o sí. Es cierto que la cosa se nos está prolongando un poco, pero ya dice un refrán que oí yo por ahí que “Zamora no se conquistó en una hora” Así que ya el tiempo pondrá a cada uno en su sitio.
Y vaya si lo puso.
Total que José volvió aquí a nuestra piel de Toro a lidiar con más guerras y más rollacos. Cuando se promulgaron las cortes de Cádiz (de las que también hablaremos más adelante… ¡¡estamos dando mazo de Spoiler en este capítulo, eh!!) Pensó que por fin alguien con talante en España, que igual por ahí podía empezar a hacer amiguitos, que lo de redactar una constitución era mazo de progre y mazo de liberal e intentó hablar con la peña para ver si podía dar ideas, ir luego a tomar un coffe juntos y esas cositas, ¡pero nada! ¡Que se pasaban mazo con él! Que ya veis que tampoco era tan mala gente el chaval, que tenía buenas intenciones pero era un no parar de ignorarle todo kiski… Además eso coincidió con un montón de derrotas francesas y bueno… la peña se venía arriba y el odio al francés pues cada vez mayor. Ahí empezó otro periplo el pobre monarca tratando de mantenerse más o menos fuera de peligro: de Madrid a Valencia, de Valencia otra vez a Madrid, de ahí a Victoria, hasta que en Diciembre de 1813 Napoleón se da por fin cuenta de que lo de España no compensa, firma el tratado de Valencia y el bueno de Giuseppe puede por fin abandonar este país donde taaaanto había pasado de él y tanto se habían burlado…
Y vuelve a París, donde Napoleón le nombre Lugarteniente del imperio. Pasa una época mazo de feliz allí, comiendo Croissants, llevando boina de lado y foulard, ¡esas cosas que hacen los parisienes chic! Y así, entre Francia y Suiza pasa unos años, hasta que Napoleón es definitivamente derrotado en la batalla de Waterloo y todo su clan es expulsado de la France.
¡Y ahí es cuando José es feliz de verdad!
-Ahora si… ¡me piro pa América! Que he leído que es una tierra de mazo de posibilidades, voy a comprarme un ranchito en New Jersey, le voy a llamar Point Breeze que suena así como súper guay y allí quien quiera venir a verme que venga, que pa los colegas siempre voy a tener una cama y algún queso francés, ¡pero no me sacan ni arrastras!
Porque José tenía unos ahorrillos, que quien guarda siempre tiene y él tonto de todo no era así que mientras estaba por aquí fue haciéndose con un pequeño ajuar, sus recuerditos lo llama él, que había sido siempre muy de guardar cositas: que si un cuadro, que si unas moneditas de oro, algo de plata, que si unas plantas preciosas pero muy raras del jardín botánico. Vamos, que cuando se piró de España llevaba ni se sabe cuántos carruajes de cosillas que había ido cogiendo… ¡detalles! Así que cuando se les acabó el chollo a los Bonaparte pues tenía una fortunilla.
Y allí estuvo un montón de años, recibiendo a todo cuando mandatario o ex combatiente del ejército francés quisiera ir a charlar o contar batallitas, que ya hemos dicho que José era muy dialogante. Y en sus ratos libres le escribía Cartas a Napoleón, que estaba exiliado en Santa Elena, contándole sus cositas y leyendo las anécdotas de su hermano.
Pero hasta de una vida tranquila puede cansarse uno, y José siempre había echado de menos Europa, que mola más que América, tiene más museos y más cositas…. ¡mas recuerdos! Así que en 1932 Se muda a Liverpool, y luego a Londres, donde en 1840 sufre una apoplejía que lo deja un poco p’allá. Visto como estaba el pobre de malito el gobierno Francés le deja entrar en el continente, que se lo tenía prohibidísimo por como la había liado su hermano y él siempre siguiéndole el juego… Y se va a Florencia. ¡Menudo periplo el tío! ¡Si es que se hizo más recorridos que los reporteros de Callejeros Viajeros! Y por que se murió ya en 1841 que si no a saber donde habría acabado…

jueves, 17 de enero de 2013

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA





 CAP 4: Como enchufar a tu hermano y que se note.

Pues en medio de todo este movidón como ya habéis visto el trono se había quedado vacante y mientras la plebe se revelaba y montaba la de Dios es Cristo en España pues en las altas esferas andaban a otras cosas, buscando un nuevo monarca y eso, que total estaban convencidos de que lo de dispersar a las masas y zanjar el asusto iba a ser una regañina y listo (pobrecitos…) y además se estaba acercando el verano y se iban a quedar los del Hola sin el típico reportaje de una familia real veraneando en alguna isla, una regatita o algo, que eso es muy bonito de ver y da muy buena imagen a un país…
Napoleón, visto lo visto, decidió coronar Rey a su hermano sin más historias, que tenia él un montón de frentes abiertos por todas partes ¡o a ver si os vais a pensar que la única guerra que tenía el Napo era con España! ¡Qué va! ¡Con media Europa! Así que con ese panorama estaba muy liado como para ponerse con trámites burocráticos, convocar oposiciones a Rey de España y toda esa gaita, así que nombro a José I, Giuseppe Bonaparte para los amigos, Rey de España. Y los consejeros de decían:
-A ver, emperador, que nosotros no discutimos sus decisiones que de siempre sabemos que son las más mejores,- si, eran muy pelotas los consejeros- pero es que los españoles son de quemarse mucho con los enchufados… ¡Que les ponen motes, les ningunean y ni les invitan a las cenas de empresa en la mayoría de los casos!
Y Napoleón todo picado:
-Bueno, bueno… ¿insinuáis que a Giuseppe lo estoy enchufando? Que no es porque sea mi hermano, que es que no hay nadie mejor pa rey, en serio, si puse un anuncio en info-jobs y me llegaban unos currículos que era una pena… Si es que el más preparado es el José, que a lo mejor no lo sabéis, pero… ¡es un coco! Si ha se ha sacado derecho curso por año, ¡lo orgullosa que ha estado siempre mamá de él por tener estudios superiores! Y fue diputado por Córcega en el Consejo de los Quinientos y luego ministro plenipotenciario, miembro del Consejo de Estado, Príncipe y Gran Elector del Imperio Francés y ahora… ¡lo bien que lo está haciendo como Rey de Nápoles!
Y los consejeros calladitos, que tampoco era plan de recordarle al emperador que muchos de esos cargos también se los había dado él, pero claro, lo que le faltaba al Napo en altura le sobraba en mala leche, así que como para andar discutiéndole…
Napoleón, todo contento con su ideaca de tener a José gobernado bajo los pirineos le llamó por teléfono para darle en notición, más o menos así:

-Bongiorno, digamma!
Es que por si no lo sabíais José I hablaba correctísimamente el Italiano, y desde que era rey de Nápoles había mejorado el acento una pasada…
-Bonjour, Giussepe! Como va todo, hermano?
-Hombre, Napo, pues muy bien la verdad, aunque bueno, un poquillo preocupado por la que estás liando en España, que ya he visto en twitter que está la gente muy indignada, ¡te insultan con mayúsculas y todo!
-Pues mira, hombre, de eso quería hablarte, ya te había comentado algo aquel finde de brothers que pasamos en Venecia el año pasado sobre mis planes pa invadir la península ibérica…
-Algo me suena, si…
-Pues eso, que… ¡te voy a dar el puesto de Rey de España!
Y a José I, ¿para que nos vamos a engañar? la idea le sentó como una patada en los huevos, que él era un hombre más bien tranquilo, así rollo intelectual y nada belicoso, y lo que quería era establecerse y estaba ya un poquito hasta las narices de que su hermano pequeño le estuviera cambiando de destino cada vez que tenía problemas… Y además con lo feliz que era él ahora en Nápoles, que desde que le había dado puestos honoríficos a la nobleza local y hechos unas cuantas reformas populistas había subido mucho la nota en las encuestas de popularidad… Y la gente se estaba olvidando ya de una revuelta en Calabria que el ejército había reprimido de una manera un poco violentilla… ¡Si hasta tenía alguna amante! Vamos, que le estaba cogiendo el punto a esto de ser Rey de Nápoles y pirarse a España con la que estaba cayendo le daba un perezón tremendo…
-No sé qué decir Napo, es que ahora tenía aquí en Nápoles una serie de proyectos que…
-¡Que nada, hombre, que nada! ¡Que no me des la gracias! Que esto ya luego lo celebramos en Madrid con un vinito y jamón, que no se si has probado el Jamón pero es una cosa…. ¡te va a encantar!
-Es que no se, Napo… que además tengo miedo de meterme en líos con nuestro cuñado, Murat, que pa mi que él cree que le vas a dar a él el puesto y tampoco quiero ser el que se meta en medio, si lo entiendo…
Porque esa era otra, Joaquín Murat estaba casado con la hermana pequeña de Napoleón y había ayudado a su cuñado en las campañas y claro… ¡un cuñao nunca hace nada desinteresadamente!
-¡Ay, Dios, el Murat! calla, calla… ¡pues no se, ya le doy a él el trono de Nápoles o algo! O ya pensaré… Pero pa España quiero a alguien de más confianza… Bueno, te dejo, que tengo que pensar si redactar una constitución para marcar las normas…
-¿Redactar una constitución? Que pereza…
-Que va, hombre, ¡si va a ser un corta Pega de mi Código Civil! ¡Hablamos!

Y el Napo colgó tan tranquilo dejando a José fastidiadísimo… que ya estaba el pensando que había días que era mejor no coger el teléfono… España… ¡si él no hablaba español ni na! Y además sabía que a Murat le iba a chinchar mazo y luego le iba a vacilar un montón en la cena de Navidad, y tener un cuñado graciosete que hace los chistes a costa de uno ¡era lo peor!

Continará...