lunes, 27 de diciembre de 2010

LOS REYES MAGOS DE ORIENTE




A ver… ¡que los Reyes Magos existen, joder! ¡QUE EXISTEN!! Que  lo dice San Mateo en la biblia y todos sabemos que la Biblia no miente ¿o nos vamos a poner a dudar a estas alturas de la Biblia? Lo que no se aclara exactamente en las sagradas escrituras es el número, lo que ha dado lugar a diversas especulaciones:  12 según la organización, 3 la prensa independiente y 2 perroflautas con mu mala pinta según Herodes, que dice que los vió pasar y no le gustaron un pelo, de hecho le pidió que antes de marchar de Belén pasaran a despedirse y nunca más se supo.
Pero a lo que íbamos: existir existen, que hay mazo de fotos, la de este blog sin más, ¿No me direis que no mola ese look ochentero que se gastan? Que dan ganas de decir: Con todos ustedes ¡¡¡los “Orient Magic Boys”!!! y que se giren para realizar cabriolas rocanroleras. Pues es un grabado de una iglesia de Rávena del siglo VI, y en el siglo sexto la gente era seria, ¡no se iban a poner a pintar cosas que no existen!  Lo que no se sabe a ciencia cierta es como se juntaron tres personajillos tan diferentes, que eran un grupo ecléctico, muy multirracial: un asiático, un europeo y un africano (si, si, parece un chiste…). Lo mismo fue por un grupo de facebook:  “ yo también soy rey y mago de oriente”.  Empezaron con los comentarios, luego se agregaron al msn y luego ya lo que viene siendo una quedada en un punto intermedio. 
Tras una cenita en la que ruló el incienso salieron a ver las estrellas, que ellos eran astrónomos y les flipaba el tema de las constelaciones y esas cosas…
-¡Ostras! Yo esta estrella en mi vida ha había visto- dijo uno.
-Creo que salió en el otro día en cuarto milienio que anunciaba el nacimiento del rey de los judíos o algo así-puntualizó otro.
-¡Jodó! Pues parece que se mueve.- observó un tercero.
-¿Y si vamos? ¡Anda que no lo tiene que petar el ir adorar as rey n’a más nacer! ¡Va a ser un puntazo que flipas!- se aventuró otra vez uno de ellos.
-Yo me cogí asuntos propios hasta el 6 de enero, así que… por mí no hay fallo, que la estrella esa no parece estar mu lejos…- añadió el segundo.

Y allá se fueron: llenaron las jorobas  a los camellos, que consumían muy poco, y siguieron el primer GPS que del que se ha tenido noticia en la historia. Que pa ser hace dos mil años ¡flipa con la exactitud de los mapas! ¡¡¡que le salía hasta el portalito!!!: Gire a la izquierda dirección Judea, en la rotonda tome la tercera salida, a 100 metros incorpórese en el castillo de Herodes, curva derecha Rash y … ¡HA LLEGADO A SU DESTINO!
-TOC, TOC… Que venimos a ver al rey de los Judios, que nos ha indicado una estrella que acabada de nacer
Y María flipando: “Ostras, ¡que el arcángel que vino aquella noche iba a ir en serio! ¡Si es que todo lo raro me pasa a mi!!!
-Pues pasad, van a disculpar sus majestades, que no tengo nada que ofrecerles ¡qué vergüenza! Es que en realidad somos de Nazaret de Galilea mi marido y yo, pero veníamos a inscribirnos, por lo del padrón que se l’a entojao hacer al emperador aquí a Belén. Y bueno, he roto aguas, todo cerrado, y na, que nos hemos tenío que quedar en este Portalito… Así que entenderá que no puedo darles ni un carajillo…
-Pierda cuidado, si somos nosotros los que le tramos regalos al niño. ¡Fíjese que cosicas tan chulas y tan apañás!
Y aí le dejaron el oro, el incienso y la mirra. Y María:
-¡Que no, que no podemos aceptarlo!
-Cójalo, en serio, que es para el niño…- y viendo que a María le daba mucho palo y no se sentía merecedora de los obsequios, ya para convencerla siguieron- ¡Que no es solo por Jesús, eh! Que nosotros esto lo hacemos con todos los niños del mundo y aunque Jesusito no nos ha escrito carta, que nosotros estos regalos los entregamos por encargo, ya que estábamos en Belén y teníamos estos detallitos que nadie había pedido, pos…
-¡Ah! –exclamó María- Si es así, si….
-Pos nada, ¡que adorado queda el Jesusico!, ya nos vamso a ir llendo…

Y se fueron, y como eran Reyes muy honrados y no querían quedar de mentirosos y además eran Magos y tenían medios y las jorobas de los camellos aún estaban a medio depósito pues ya… ¡a repartir regalos a todos los niños del mundo!
Tenían pensado que fuese algo anecdótico, de esas cosas que pasan una vez en la historia, pero luego el rumor se fue extendiendo y los niños empezaron a escribirles cartas y ellos que no sabían decir que no…  Además al principio el tema era fácil: que si una onza de chocolate, que si un poquito de mirra… pero luego se empezaron a poner exigentes: que si una bicicleta, que si el barco de play móbil… ¡ y ya cuando se sumaron los adultos fue el acabose!!  Estos pedían la paz mundial,  la felicidad e idas de olla similares. Que los reyes se mosquearon:
-¡Es que,te dijo, Melchor que yo no sé si esta gente se está quedando con nosotros!!
-Toda la razón, Gaspar, toda la razón, Se pasan doce meses jodiendo el mundo y quieren que lo arreglemos en una noche, que somos magos, pero…
-¡Por el pito del sereno nos toman!–se quejó Gaspar-  Yo digo que a partir de ahora le demos  regalos sólo para quien se lo merezca,¡ a los que hayan sido buenos y punto!
Y en el primer concilio de Reyes Magos de Oriente se acordó esa premisa. Así que si no teneis regalo de reyes, no queremos decir nada peeeero… por algo será.
 (bueno, en los tiempos que corren también puede ser cosa del GPS, que con tanta carretera nueva y tanta obra igual no tienen los mapas actualizados, y los camellos consumen poco, pero a los reyes se le va el presupuesto en peajes…)



lunes, 20 de diciembre de 2010

IRENE DE BIZANCIO


                                                   
                          
A estas alturas, que las mujeres de Bizancio eran de armas tomar, debíamos de saberlo todos si venimos con la lección aprendida, a Teodora me remito. Pero la dulce emperatriz Irene (emperador se hacía llamar la criatura) fue la primera en gobernar por si misma, y no como consorte, en el Imperio bizantino.
Irene nació en Atenas en el 755 hija, según las malas lenguas, de una meretriz, la niña aprendió a ser una lagarta y una trepa desde la más tierna infancia. Y como el físico la acompañaba ¡¡Un auténtico bomboncito!! Pues la chica, que no era tonta, lo aprovechó.
Utilizó el viejo truco del tropezón casual (quien dice tropezón casual, dice tirarse literalmente a sus pies y restregarse si se dan las circunstancias). Esperó al emperador León IV a la salida de misa de doce y ahí, nada más verlo, se desplomó a sus pies con el cuento de tener la tensión baja. Y como la chica era muy, muy guapa y el emperador era muy, muy tonto, pos se llevó el gato al agua.
Se casó con 17 años con un marido que era un calzonzazos, así que la niña hacía y deshacía a su gusto. Se acostumbró pronto al lujo y cuando su marido murió, contando su hijo Constantino VI con 10 años de edad, dijo al pueblo que tampoco hacía falta que se preocuparan de buscar un sucesor así a la ligera, que si tal ya se ocupaba ella del trono mientras el hijo se iba haciendo mayor.
Lo que pasa es que a Irene, como a muchas madres, le parecía que Constantinito no se hacía mayor nunca, ¡¡lo tenía enmadradísimo!! Le eligió ella misma la esposa e incluso dicen los rumores que le supervisó personalmente la noche de bodas. Lo cierto es que Irene, hija como era de una puta (¡no os asustéis! Las cosas como son…), sabía perfectamente de que pie cojeaban los hombres, su hijito incluido, y como a ella el poder le molaba que te cagas, pues cuando este alcanzó la mayoría de edad y dejo de ser un niño, ya le dijo que no se lo devolvía, que santa Rita, Rita… y para mantenerlo ocupado le suministraba a él y a su esposa afrodisíacos en la comida, hasta que un día se le fue la mano y casi los manda para el otro barrio y ahí el hijo ya se picó:
-¡¡Que me devuelvas la corana te digo!! ¡¡Que es mía y es mía y es mía ¡!! Y no me vengas con lo de que me vaya a retozar con mi esposa, que hasta las narices estoy de follar, hasta las narices ¡¡Que uno es humano!!

Pero Irene nada, erre que erre, que de toda la vida de Dios es sabido que a los hombres se los conquista por el estómago y por la cama, y ella era mala cocinera… Así que en un descuido de su hijo acorraló a su nuera y le hizo saber que si no intervenía en su ayuda en los momentos de intimidad marital, pues tal vez, quizás, a lo mejor a ella se le podía caer veneno accidentalmente en su comidita. Pero nada, ni por esas, el niño que quería reinar y punto.
Y reinó. A regañadientes Irene le entregó el poder, pero cambió de estrategia e hizo lo que hacen mejor todas las madres: ¡Chantaje emocional! Y andaba cabizbaja por el palacio:
-¡Ay! ahora que ya no reino yo creo que ya pinto nada aquí, hijito, un cero a la izquierda soy. ¡Un cero! ¡Con lo mal que lo pasé en el embarazo por tu culpa!  ¡Y en el parto! ¡¡Que cabezón eras, cariño!! ¡Días, días para salir! Y luego estas antiestéticas estrías que me quedaron, que yo hubiera valido para portada del Interviú pero el embarazo me pilló tan joven… Ya...lo único que me hacía ilusón era reinar…¡pero bueno!
Y Constantino, hasta los huevos, sucumbió:
- ¡¡¡Que siiiiiiiii, que te devuelvo el poder, pesada!!! ¡Que te lo regalo, agonías! Pero como me vuevas a llevar a ver el parto de la Domus, ¡te juro que la lío parda!

Y así Irenita, más contenta que unas pascuas, recobró de nuevo el poder ¡¡¡y pudo mandar a sus anchas!!!
Lo primero que hizo fue santificar el culto a las imágenes, que con lo mona que era ella cualquier día se fijaba un artista y le ponía su mismísima cara a una virgen ¡Anda que iba a desaprovechar esa oportunidad! ¡¡no, no!! “A partir de hoy se veneran imágenes, estatuas y estampitas, porque lo digo yo y punto”
Pero nada, que mientras ella lo que quería era gobernar en paz, hacer fiestecillas, dejar verdes de envidia a las nobles de los imperios vecinos…la gente no hacía más que conspirar, ¡¡que locura!! Que si los nobles estaban descontentos, que si la plebe decía que era una derrochadora, que si su hijo ahora te doy el poder, ahora te lo quito…
Que a la pobre la pusieron de los nervios, y la buscaron tanto ¡que la encontraron! Y ya os avisó yo que cuidadito con sacarle el genio a una Irene (¡si conoceré yo Irenes!)
Pos que la tía se calentó de lo lindo, cogió a su hijo, lo hizo azotar en público y como el castigo le pareció poco, hizo que le quemaran los ojos y que lo encerraran en una celda.
- Y ven a por otra , guapo.
Luego, se ve que el chico murió a causa de las heridas causadas por las quemaduras, pero bueno eso son circunstancias que no se podían prever, que los niños de la nobleza son unos enclenques.
Con su mayor opositor muerto y el pueblo con los huevos de corbata, ya pudo seguir con sus planes. Y como Bizancio ya empezaba a quedarle pequeño, pensó en expandirse un poquito, pero lo de las batallas le parecían un puto rollo, además fíate tú de los hombres ¡No, no! algo más sutil como un casamiento con alguien grande, y ¿Quién más grade que Carlomagno? Así que Irenita, que tenía más mentalidad de hombre que de mujer se lo propuso al susodicho sin rodeos. Y el gran emperador, viendo lo buenorra que todavía estaba la criatura dijo que sí al momento, pero luego ya le fue la gente con el chisme de que si era una lagarta, de que si había matado a su hijo, que si era una sádica,  que si bla, bla, bla... y el gran Carlos, que no había tenido miedo jamás en ninguna batalla, se acobardó ante una mujer.
Ya sin esta poderosa alianza, Irene fue  en 802  víctima de una conspiración por parte de su ministro de financias (¡fíate tu de los banqueros!) que la apartó del trono y la llevo a exiliarse en la isla de Lesbos, donde moriría un año más tarde.

P.D.: ¡¡AH!! Si, luego la hacen santa, que la chica tenía sus cosillas, pero, oye, lo del culto a las imágenes fue un puntazo, así que si algún día pasáis casualmente Estambul no olvidéis encenderle una velita.

martes, 14 de diciembre de 2010

LEONARDO DA VINCI


Seguro que ya todos habréis leído en algún sitio que Leonardo Da Vinci era un Genio, un innovador, un adelantado a su tiempo,  pero es que además ¡¡¡el tío estaba como un tren!!! Vamos, que no se vio en el albor de siglos hombre tan perfecto hasta Guardiola. Todo lo sabía, todo lo hacía y todo lo hacía bien, y además ¡humilde! que iba por ahí diciendo: He ofendido a Dios y a la humanidad porque mi trabajo no tuvo la calidad que debía haber tenido”. No jodas, Leo, ¡no jodas!
Leonardo nació en Vinci, como muchos habréis deducido, que en el siglo XV la gente no se comía el tarro con el tema de los apodos, pero de jovenzuelo se fue a vivir a Florencia con su familia paterna y allí empezó a trabajar de modelo en el taller de Andrea Verroquio, que estaba esculpiendo un David de Bronce y vio en el torso del artista un modelo perfecto, para que os figuréis lo bueno que estaba...
Podemos decir entonces que  Leonardo empezó en el mundillo del arte desde abajo: que si posa un poquito para este cuadro, que si tráenos un café, ahora pinta un ángel en esta esquina  mientras  yo me fumo un cigarrito… y así hasta que pintó sus primeros cuadros por encargo. Con el dinero que ganaba  se pegaba la vida loca, ¡No veas que noches de desenfreno! Que uno era joven y tenía sus vicios, pero en Florencia, que a pesar de ser próspera no dejaba de ser una ciudad de provincias plagada de cotillas, se empezó a rumorear que al artistilla le gustaba más el pescado que la carne y que además no respetaba lo de pezqueñines no, gracias. Pusieron la noticia en el Palacio de los Medici, que venía siendo el “HOLA” de de la época y  Leonardo, claro,  ¡se picó! por ahí ya no pasaba, que uno tenía su vida privada y además  ¡que hablasen así de él! ¡¡Que nunca había vendido exclusivas ni ná!! Con tal panorama decidió pirarse, lo que él necesitaba era ir a una gran ciudad y convertirse en una estrella. Empezó a hacer un curriculum para mandárselo a los Sforza de Milán, que tenían fama de pagar bien y ser poco explotadores:
“Soy Leonardo, nací en Vinci, y estuve de prácticas en un taller de arte de Florencia, tengo carné de caballo, movilidad geográfica y ansioso de aprender”
 Pero le pasó lo que a casi todos con el primer curriculum, que lo ves pequeño y empiezas a añadir cosicas: “bueno, y también tengo nivel medio de pintura, escultura, arquitectura, mecánica, se hacer máquinas de guerra y creo que lo de inventar se me da bastante bien. Además siempre he sacado notazas en mates y ciencias y veo CSI así que si se tercia me animo con lo de diseccionar cadáveres. ¡Ah! Y además organizo eventos, ¡unas fiestas divinas, divinas!  Vamos, que soy lo que se viene diciendo un hombre del renacimiento”
Si es que estaba de vuelta de todo, ¡todo lo sabia! Solo le faltó poner conocimientos de informática nivel usuario para petarlo definitivamente,  pero debió pensar que igual no estaba muy solicitado.
 Ludovico Sforza lo contrató porque eran otras épocas, que tú mandas a día de hoy ese curriculum y con el cuento de que estas “demasiado cualificado” no te cogen ni para limpiar parabrisas en los semáforos…  Los Sforza  se tomaron al pié de la letra todas las aptitudes que Leonardo había puesto  así que si te pasabas por entonces por el Castillo milanés  podías encontrar a Da Vinci dando consejos de guerra, haciendo planos para la canalización de los ríos, pintando la virgen de las rocas,  ilustrando “la divina proporción” de Paoli con el hombre de Vitrubio o organizando alguna de las fiestas más célebres de Milán. Estaban los sindicatos negros, ¡que el florentino solito copaba todo el mercado laboral! Eso si, los Sforza encantados con el empleado:
-Leonardo, ahora me vas a hacer una estatua ecuestre de mi padre pero grande, grande, grande ¡eh!. Caballo grande ande o no ande,  más grade que ninguna que hayas visto antes.
 Y Leonardo ¡venga a picar piedra! que yo creo que cuando los franceses entraron a invadir Milán y echaron a los Sforza le supuso un alivio… “Vámonos yendo, la estatua si eso ya la vengo yo a buscar luego…” y nunca más se supo…
Después de esto empezó un periplo por diversas ciudades de Italia: que si en Roma sirviendo al Papa ( y de paso dándole un peazo argumento a Dan Brown), que si Venecia, que si otra vez en Florencia, que si Mantua... En una de estas Giocondo le encargó que pintase un cuadro de su joven y bella esposa Lisa. Y Leonardo:
-Lo veo, lo veo… ¡la voy a pintar desnuda!
-No, ¡desnuda no!- Se negó el marido
-Que sí hombre, que sí, que tengo yo una técnica así como difuminando los bordes, el sfumato la llamo, que queda preciosa.
-¡Que no! ¡Que no! Yo quiero algo más tipo foto DNI.
Y a Leonardo la obra quedó tan bien que más que foto carnet era una foto perfil de facebook. Tan orgulloso estaba de si mismo y de su pintura que decidió que no se la iba a dar a los Giocondo, que se quedaba con él ella, fíjate….
A  estas alturas ya poco le quedaba por hacer al artista: “Como no me vaya de Italianos por el mundo…” Dicho y hecho le envió el curriculum a Francisco I de Francia ¡E imaginaos que curriculum!  Porque si ya era completito cuando se lo mandó a los de Milán ahora el paquete llevaba un sobrepeso que pa’qué : “Adjunto  7.000 folios de inventos que no he llevado a la práctica pero son para flipar: un helicóptero, un submarino, una máscara antigás, ¡ah! Y un león articulado con el triunfará su majestad en las fiestas de palacio…”
Y los franceses, que lo de la diversión siempre se lo han tomado muy en serio contrataron a Leonardo para la coronación de Francisco I. Allí se dedicó, por si en su curriculum falsatase algo a la astrología y el ocultismo y el 23 de abril (¿casualidad que acabase siendo el día del libro?) redactó su testamento para acabar muriendo el día dos de mayo en el palacio de Cloix, en Amboise.

jueves, 9 de diciembre de 2010

LOS CRÍMENES DE NERÓN


Ya decíamos anteriormente que Nerón era un tío majo pero, como vemos que a la gente sigue sin caerle demasiado bien, nos hemos decidido a profundizar un poquito más en sus aficiones ¡ya veréis como le acabáis cogiendo cariño!
¿Y que era lo que más le gustaba a Nerón después de la lira? ¡Pues matar! Bueno, eso y las orgías, de hecho una fue desencadenante de la otra.
Nerón era feliz en su palacio con su musiquita y con las tremendas orgías de hombres, mujeres y niños que se gastaban los romanos, pero tenía siempre a la plasta de Agripina detrás:
-¡¡Nerón ni se te ocurra ir de orgías hoy, eh!! Si quieres por la noche ya me acuesto yo contigo.
Al pobre esto le daba vergüenza, claro, todo un Señor Emperador durmiendo con su mamá y castigado sin poder acudir a una triste orgía. Pero Nerón no se atrevía a replicarle, que los romanos eran muy respetuosos con sus mayores. Así andaba el pobre cabizbajo por palacio mientras los demás se divertían. Hasta que no aguantó más y ordenó el asesinato de su madre:
-A ser posible… ¡que parezca un accidente!
Trazó un plan para que se hundiese la embarcación en la que Agripina tenía que partir aquella tarde. Con lo que no contaba Nerón era con que su madre ¡nadaba mejor que un delfín! Así que chapoteando, chapoteando…  consiguió alcanzar la orilla  y se presentó en seguida junto a su pequeño Nerón.
-¡Oiii, hijo! ¿¿a qué no sabes lo que me acaba de pasar?? ¡¡¡Que susto, que susto!!!  ¿Te puedes creer que se hundió mi barquita?  ¡Oii! Me retiro ahora mismo a mis aposentos a ver si me recupero… ¡Ah! Y dile a Séneca que venga a calentarme los pies, anda...
Pero Nerón sí se lo creía ¡si!, y el pobre ya estaba hasta los huevos:
   -¡¡Me cago e todas las sutilezas romanas!! A ver tú, el de la lanza, vete a su habitación y mátala. Sí, así, a palo seco… llegados a este punto ya... ¡tonterías las justas!
Y allá que se fue el soldado:
- Señora Agripina, mire, que si es tan amable de abrirme que vengo a asesinarla por orden de su hijo...
- ¿De mi hijo? Si ya lo veía yo venir. Pasa, pasa…- y descubriéndose el vientre- “hiéreme aquí en el vientre que fue capaz de gestar a ese monstruo

Y así empezó Nerón sus andanzas como asesino, y se dio cuenta que eso de poder disponer de la vida y la muerte de los demás además de inspirar un huevo era súper divertido. Así que mandó una orden de suicidio también para su amigo el andalú, que a parte de repatearle su acento, tenía el handicap añadido de ser amante de su madre.
Y ahí que se van los guardias taciturnos a convencer a pobre Séneca de que se suicide.
-TOC TOC
-¿Pero quien llama a esta hora, pisha?
-La guardia de emperador. Oye, Séneca, tío, que ha dicho Nerón que te tienes que suicidar, que a él eso lo inspira.
- ¡¡No se ha jodido con el italiano este!! Si ya lo veía yo de venir… Bueno, pos na... mejó eso que escuchar un solo recital más dese desaborío, que no sabe ni arrancarse por bulerías ni na… ¿ Puedo hacer testamento por lo menos?
Y los guardias, mirando el reloj, digo... la posición de la luna:
-Joer Séneca, es que es tarde y en media hora van echar un cristiano a los leones y no nos lo queremos perder.
-Entiendo, entiendo…- siempre tan comprensivo Séneca- ¿Era hoy cuando zampaban al Manolo? ¡¡Siempre perdiéndome lo mejor!! Pos na… que de testamento ya os dejo el gran ejemplo de mi vida y esas cosillas…
Y acto seguido se rajó las venas, ¡con un par! Como si en vez de andaluz fuese vasco. Pero se ve que e pobre tenía la tensión baja, y la sangre no acababa de salir, con lo que el suicidio amenazaba con prolongarse...
Y los guardias:
-Joer Séneca, que a Manolo ya no le debe de quedar una sola extremidad, nos estamos perdiendo o mejor ¡¡Joo!!.
Y Séneca:
-¡Que no se puede uno ni morí en paz, pesaos! ¡¡Ya me meto ahora en la bañera y me ahogo yo solito no os preocupéis!!
Y así hizo el pobre Séneca, meterse en la bañera y ahogarse él solito, mientras soñaba con una nueva vida plena donde jamás tendría que volver a oír la lira de Nerón...

Y mandó Nerón matar también al poeta Lucano por conspirar contra él (lo cual no era ninguna novedad en aquella época). Y ahí que va de nuevo la guardia a notificárselo al pobre:
- Joder, nos perdemos todas las ejecuciones tío, yo este trabajo lo dejo, ¡¡¡te digo yo que lo dejo!!!
-TOC TOC
-La guardia del emperador. Nada, Lucano, que nos manda Nerón la orden de que te auto asesines, suicidio dicen que se llama...
-¡¡Ah!! Si, hombre, ¿cómo no? Pero pasar y tomar asiento. Ya me extrañaba a mí que tardase tanto... pos na... que ahora mismo me corto las venas y tan contentos…pero también te digo una cosa: ¡este emperador tiene algo contra los cordobeses, eh!  Que yo no me explico… En fin, apartaros que salpica.- Dicho y hecho. Se cortó las venas Lucano, tan solícito siempre.
Pero con el fluir de la sangre sucedió que al bueno de Lucano le vino la inspiración, y claro, eso un poeta no lo puede desaprovechar, así que se ligó momentáneamente las venas mientras escribía sus últimos versos... que lamentablemente no llegaron a nuestra época. Se ve que los pobres guardias andaban más preocupados por no perderse el último numerito del circo romano que por culturizarse…¡¡ malos tiempos para la literatura!!