domingo, 10 de julio de 2011

Ricardo Corazón de León


Ricardo, hijo de Enrique de Plantagenet y de Leonor de Aquitania, nació en Oxford el 8 de septiembre de 1157. Fue el predilecto de su madre, que se desvivía en atenciones hacia el chiquillo aún a pesar de las reticencias del rey Enrique:

-          ¡¡Pardiez, esposa mía!! Por dios que me vas a malcriar al niño. A ver, ¿qué mariconada es esa que le pones ahora?
-          ¿Pues qué va a ser? Crema suavizante, ¿No ves lo guapetón qué está con su melenita rubia? Es menester cuidarla adecuadamente, para que se convierta en un monarca con estilo, en un creador de tendencias…
-          Mmmm, yo se lo cortaba al ras… es pelo de niña Leo, jolines… así no lo respetarán en batalla… ¿Pretendes que lo llamen Ricardo Melena de Nena, o vete a saber qué otro despropósito?
-          Va, va, va… Te digo que no. Con este look parece más bien un leoncito…Ya moveré hilos. Pasará a la historia como Ricardo Corazón de León, ¡¡anda que no me pongo yo tozuda cuando se me antoja algo!!

Así que Enrique la dejaba hacer. Él ya tenía trabajo suficiente entre guerra y guerra, desentrañando intrigas de palacio y esas cosas. Mientras tanto, Ricardo asistía a tertulias literarias, escuchaba los cotilleos de la corte francesa y se iba de compras a las tiendas más chic de Inglaterra. Dicen las malas lenguas que en ocasiones se probaba prendas, digamos, poco masculinas, asesorado por los consejos de su amiga Marie Claire… pero esto ya es uno de esos misterios de la historia que nunca se esclarecerán del todo. Lo que sí se sabe es que Marie Claire se lo montó muy bien y empezó a editar unos folletines de moda que traían locas a las nobles del momento:

-          ¿Has visto la colección Otoño-Invierno del Marie Claire? Es súper cuqui, querida, de lo más in que he visto… los tonos atrevidos darán el campanazo en los bailes reales.

Ricardo tenía más hermanos, pero, cosas de la vida, se fueron muriendo envenenados u oportunamente abatidos por una flecha… oigan, casualidades, las desgracias nunca vienen solas. Así que por una o por otra, el rubiales pasó al ser heredero universal. Bueno, aún quedaba vivo el benjamín de la familia, su hermano Juan (el Sin Tierra). Lo que pasa es que el desdichado era muy feo de dios, y cojo, y manco, y tartamudo… que no servía para rey, vamos, así que no entrañaba peligro alguno. Al pobrecillo no le quedó más remedio que hacerse un forofo de los videojuegos y los ordenadores, venga a leer cómics manga y a flipar con Matrix y la Guerra de las Galaxias, por lo de montarse una realidad paralela más halagüeña.

Cuando Enrique estaba ya vejete, a Ricardo le entró la vena parricida:

-          Mamá, que yo quiero ser rey ya, ¿vale? Y papá no me deja, gobierna como le sale de las reales narices, y no se da cuenta de lo anticuadas que son sus leyes. ¡Osssstris!, debería dejar ya sitio para los que venimos nuevos, más frescos. ¡¡¡¡Buahh, es que tengo una de ideas para cuando suba al tronoooo!!!. Primero, voy a darle otro toque al palacio, lo que lo peta ahora es el rollo minimalista. También he pensado en un nuevo uniforme para los criados, mucho más favorecedor, y a lo mejor legalizo el matrimonio homosexual y otras cosillas… Vamos, que no veo yo el momento de acortarle la tercera edad al vejestorio este, mmmmmmm. Venga, va, mami, que te quiero mucho, ayúdame que tú d´esto controlas mazo, ¡¡¡porfi, porfiiiii...!!!

Se montó la de San Quintín. Estalló la guerra entre Ricardo y Enrique, que fue derrotado por su propio hijo, aliado con los franceses. Sin embargo, a pesar de haber logrado sus objetivos, a Ricardo lo aburría la nueva vida, él era delicado y fino, pero también le gustaba la marcha. Las paredes se le echaban encima:

-          ¡Por dios (suspiro)!, ¡qué tediosa monotonía!. ¡Me aburro, me aburro y me aburro! Estoy hasta el moño de ver Sexo en Nueva York, ya ni me satisfacen los daiquiris de fresa que ponen en el Julietta. Es soporífera esta calma palaciega, y a fé mía que tampoco entiendo dónde contrata mi madre al servicio. Ellas tienen un pase, pero los tíos son todos más feos que el frikie del Juan. No sé, necesito algo más, me encuentro vacío por dentro… A lo mejor me voy a las Cruzadas. Un poquito de acción no está mal de vez en cuando.

Arregló algunos asuntillos nacionales: liberó a su madre (véanse motivos del encarcelamiento en entradas previas de este mismo blog), casó a su hermano Juan con la duquesa de Gloucester (trabajito le costó convencerla), concedió varios señoríos etc etc etc. Tomada la decisión de afiliarse a los cruzados, muy presto le envió una  carta a Felipe Augusto, el aliado francés, a ver si se apuntaba. A continuación reproducimos con exactitud el texto (bueno, traducido, el original estaba en inglés antiguo):

Querido Felipe:
Espero que al recibo de la presente te encuentres bien de salud y bla bla bla (aquí sigue una serie de frases protocolarias que pasamos de transcribir).
Yo por mi parte, siento un profundo deseo de ver mundo, me oprime lo angosto de mis aposentos, esta falta de expectativas y novedades. Si al menos tuviera Internet, pero mamá no me deja, dice que luego me olvido de reinar…y no me atrevo a llevarle la contraria.
Bueno, pues se me había ocurrido irme a La III Cruzada, ¿Qué te parece? ¿te apuntas? Seguro que a ti también te mola lo de matar infieles. Además ansío verte de nuevo, me tienes loca, tontón. No puedo olvidarme de aquella noche en París, cuando… (aquí vienen otras frases menos protocolarias, pero que, por decoro, tampoco vamos a transcribir).

En las cruzadas Ricardo demostró ser un valiente guerrero, y, hay que decirlo todo, también un poquitín cruel. De hecho, el resto de cristianos acabaron por cogerle ojeriza:

-          Vamos hombre, qué se ha creído el guiri este – decían los nuestros – matar infieles, pase, que por algo estamos aquí. Pero ¿quién nos paga las horas extra que nos tiramos torturando? Que torturar, no tortura cualquiera, ¡ni en un plis plas!. Las cosas o se hacen bien, o no se hacen. Así que yo paso, me abro p´a mi casa.
-          Que si, que si, Antonio, llevas razón. Pero una cosa te digo yo, primero nos quejamos en el sindicato, ante todo que no nos tomen el pelo. El melenillas ahí venga a mandar, que si rómpele una pierna a este, que si vamos a asaltar esa aldea, que ya hace dos horas que te mandé decapitar a aquél… No se puede, estas no son condiciones de trabajo dignas, ¡no señor!.

Total, Corazoncito de León se iba quedando cada vez con menos gente. La acabó de rematar cuando se enamoró del hijo de Leopoldo de Austria. A Felipe Augusto lo carcomían los celos, y se volvió para Francia.

Con tanto escándalo, Leonor de Aquitania decidió buscarle esposa. Puso un anuncio en su página web:

Se busca chica mona para ser reina de Inglaterra, candidato de 1.89 m, proporcionado, bien dotado, esbelto, cabello rubio, exquisitos gustos artísticos. Interesadas llamar al 987009988

Lo que pasa es que ya todas las princesas de Europa estaban al tanto de las tendencias sexuales de Ricardo, nadie respondía al anuncio. Leonor debió esmerarse aún más en su empresa, llamó a su colega Sancho:

Riiiing – Riiiiiing

-          Casa Real de Navarra, le atiende Sancho ¿Dígame?
-          Sancho, soy yo, Leo. Mira tío, ¿anda tu hija por ahí?
-          Ah, hola, ¿qué tal estás querida? Ahora mismo se pone.
-          (---)
-          ¿Si?
-          Buenas, ¿Berenguela?
-          La misma.
-          ¡¡Qué alegría escucharte, wapa!!. Mira, que tengo que hacerte una proposición. Ya sabes que estoy buscando esposa para Richard, había pensado que quizás tú, con lo bella que te has puesto, serías una excelente reina. ¿Qué me dices?
-          Jooooopé, es que aún no he acabado segundo de bachillerato, y luego quería matricularme en Biología. Además, no sé, tu hijo… ejem, bueno, que es así, en plan, un poquito gay ¿no?
-          ¡¡Tonterías!! Tú mira que reinas hay muy pocas, te lo piensas, que es una oportunidad de oro. Espero tu respuesta.

Y nada, lo del lagarteo real le pudo más que las ansias académicas a la Berenguela (véase previamente en este blog, Eugenia de Montijo, otras lagartas imperiales), y contrajo nupcias con Ricardo. Éste, después del casamiento, se largó de nuevo a Oriente, y prosiguió la cruzada bastante solo. Cuando ya estaba por conquistar Jerusalén, se echó para atrás. Las tropas estaban un poquillo sorprendidas por aquél cambio de rumbo repentino. Pero todo tiene su explicación. Resulta que Ricardo congenió mazo con Saladino el de Jerusalén. Durante 30 maravillosos días se sucedieron banquetes de gala, agasajos, paseos románticos… Cualquiera lo diría, ambos mandamases estaban liados, pero muy liados de dios, liados del todo, que se dice. No eran sólo besitos bajo la romántica luna de Oriente… Algunos soldados, que eran un poquito homófobos, los ponían a parir:

-          ¿Habrase visto, los sodomitas estos?. ¡¡No hay respeto por nada, dónde iremos a parar!!. ¡¡Qué disparate, el rey de los ingleses se enrolla con otro hombre, y por encima infiel!!. Vaya paciencia hay que tener, dios de mi vida…
Un día los enamorados se fueron de cena (a saber: de primero gambas caramelizadas, de segundo a elegir entre cus cus con esencia de caviar o cangrejo con sofrito de rosas silvestres, de postre fantasía de chocolates y, para rematar la faena, chacolí del bueno, café y chupitos gratis por cortesía de la casa).

-          ¿Tú qué prefieres, cari? ¿Cus cus?
-          ¡¡Aiiiiii, qué pillín me eres, Richi!!, que ya sé por donde vas con lo de cus cús. ¡Malo, más que malo!.

Cuando llegaron los chupitos, ambos estaban ya algo calientes de chacolí, el amor los envolvía en un placentero estado, culpable en gran parte del fin de las cruzadas:

-          ¿Sabes, Richi? Podríamos llegar a un acuerdo. Mira, yo te cedo una franja costera y libero a tus caudillos, y tú a cambio pasas del Papa y sus Cruzadas, ¿Qué dices?
-          Lo que tú quieras, cari, ya sabes que no te puedo decir que no…

¡¡¡Y todos tan felices!!! Los que lo habían denunciado al sindicato no salían de su perplejidad:

-          Nos ha salido sodomita, y moro, el Ricardo de los c (c). Ahora resulta que se ha hecho fan de “yo también creo que los musulmanes son más listos y más cultos que los europeos, y huelen mejor". Seguro que anda en malas artes con los infieles, dicen por ahí que se lava todos los días, el fin del mundo, lo que yo te diga…

Cuando se aburrió del romance del momento, Ricardo regresó a su patria. Pero resulta que la casa del hijo de Leopoldo de Austria le quedaba de camino, e hizo una paradita, por lo del emocionante reencuentro con un ex. El mal fario lo estaba esperando, Leopoldo lo pilló in fraganti con su retoño. Montó en cólera ¡¡qué berrinche se pilló, la virgen!!

-          Por muy rey que seas, cochinadas con mi hijo, no, que yo por mi hijo MATO, ¿entiendes? MA – TO. ¡¡Ai, qué pena tan grande!!, ¿cómo has podido mancillar nuestro buen nombre, hijo mío?, ¿es que no fui un buen padre?, ¿en qué te fallé? En cuanto a ti, Corazón de León, no te cruzo la cara ahora porque eres de sangre azul, pero como hay dios que te quedas en la celda de castigo. Ya los ingleses me pagarán una buena suma como rescate.

Más de un año tardaron los súbitos de Ricardo en conseguir todo el dinero de la recompensa. Una vez liberado, aniquilado por tanta mala suerte en el amor, nuestro rey se marchó a Francia:

-          Para vivir cómo me venga en gana, esta intolerancia de la sociedad me trae frito… paso de intromisiones en mi vida privada, y luego que me quiten lo bailado. Así que ná, los de Telecinco que se jodan, no doy más exclusivas ni nada de nada.

En 1198 murió de un flechazo durante el asedio a la fortaleza de Chalus, pero los años previos vivió cómo le pareció más oportuno y no se perdió ni uno sola marcha del Orgullo Gay, cosa que está requetebién, porque cada quien hace lo que le peta, ¡¡a tope con la libertad!!

Nota: Bueno, a tope con la libertad de elección sexual, no con lo de matar infieles que en este blog no nos mola ese rollo, y luego se nos malinterpreta.



10 comentarios:

AM Editorial dijo...

Ooooohhh!!! No habéis traducido justo, justo la parte de las frases protocolarias... de verdad, aunque fuera en inglés antiguo, da igual el dialecto, lo hubiéramos pillado. Snif, snif...

Está genial, como siempre. Gracias por las risas :)

Larisa dijo...

Os echaba de menos. Soy muy fan.

Ay, si Víctor Sandoval pilla a Richi, qué bonito triángulo junto con Nacho Polo, oh.

¡Os quiero pucho!

Perfida Canalla dijo...

Ay pooooooobre Richi!!!

fiona dijo...

jajajajja, richi corazón de león, y que todo le venga por ese pelazo...xD. A tope con la libertad, dí que sí!

1besico!

un ratón dijo...

Jodel con el Richhhallll, como se lo montaba el tio, claro que si, excepto lo de torturar a la gente que no mola nada..malo malo Ricardin

Besos

Melina Florance dijo...

muy lindo el blog, besos :3

Miguel Baquero dijo...

Jua jua jua jua... habría que recopilar todas estas vidas poco ejemplares en un libro. Son cojonudas

Lectora dijo...

Vaya con el Richard, imagino que eso del amor idealizado y cortés de lo que hablaba tanto su madre con sus amigas cuando se reunían a la fresca le terminó hartando.

BLQ dijo...

jeje echaba de menos tus clases de historia

magistral!!

Babunita dijo...

A Lezo, el pobre, le llamaban Medio Hombre... por lo que había ido perdiendo a medida que ganaba grados...