jueves, 27 de diciembre de 2012

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA




CAPITULO 3: LOS LEVANTAMIENTOS DEL DOS DE MAYO
PARTE I
El dos de mayo de 1808 después de que Napoleón hiciese sus trapicheos en Bayona para conseguir la corona y cedérsela a su hermano, que no todo lo puede hacer uno, ¡leches!, y además se estaba leyendo un libro muy bueno de : Ser Emperador es Fácil si Sabes Cómo y allí ponía que delegar responsabilidades era la base de un gran imperio y, a ver, tampoco era plan de llevarle la contraria a un best-seller. Pues eso, que el dos de mayo de mañanita a eso de las nueve llegó el general Murat (un cuñado trepa del Napo, a la altura de Urdangarín el tío) a buscar al infante Francisco de Paula, que se estilaba mucho por aquellas épocas cerrar tratos así, dejando hijos como prenda, luego ya se inventó el DNI y se pasó la moda.
Pues allá que llega Murat recién levantando, sacándose las legañas a buscar al niño:
-Nene, vamos, ven conmigo, que están tu padre y tu hermano esperándonos en Bayona.
-Anda, pringao, ahora me voy a ir yo, sí. Si están reponiendo Dragón Ball Z en Tele Madrid, que me he levantado a posta pa verlo.
- ¡Que te vengas neneee! Que allí te ponemos dibus también, no sé, algo francés, Tintín o algo…
- Tintín es de gays, gabacho, ¡anda y que te zurzan!
-¡¡QUE TE VENGAS MOCOSO!!
-¡Uy, lo que me ha dicho! Y sin tocar ¡eh! que soy infante, ¡que mi papi es rey! Ya verás cuando se entere la plebe…¡¡Rodriiii, hay aquí gabacho mu feo que quiere secuestrarme!!
Y el mayordomo, Rodrigo López de Ayala, que estaba hasta las narices de los gabachos, que se los encontraba en todas las esquinas, ¡¡50 000 en Madrid, habrase visto!!, que cuando iba al mercado tenía que esperar siempre a que compraran sus asquerosos quesos, que dejaban olor en todo: en el tocino, las manitas de cerdo, las tripas…¡todo con olor a roquefort! Decidió que ya era suficiente, que eso lo cortaba él por lo sano, ¡anda que no! ¡Se apresuró a la ventana, la abrió y y gritó el famoso:
-¡Pueblo, alcen las armas, que se llevan al infante!
Y desde ahí ya una locura…”¿Que se llevan al infante?”  “¿Como que se llevan al infante?”, “¡Paquito coge la escopeta y vete a palacio que me ha dicho a mi Carmen que los gabachos se quieren llevar al niño!”, “¡Meterse con niños, eso es tan francés!”, ¿Que los franceses son unos comeniños?”, ¿Que en el palacio hay un niño comiendo un francés ?”, “¿Qué?”, “¿¿Cómo??”, “Uy, un corrillo de gente voy a ver qué pasa”, “¿Manolo a donde llevas la escopeta?” “No sé, todo el mundo anda con ella por la calle”, “Bueno , si lo hace todo el mundo…”
Y a pesar de que la cosa empezó con un corrillo de decenas de personas, acabaron siendo miles las que tomaron las calles de Madrid armadas hasta los dientes con todo lo que tenían a mano: palos, piedras, agujas de coser…
Ante esto Murat se acojonó, que era sabida en toda Europa la fama del macho ibérico, ¡que eran mu brutos, leñe! y él era muy francés y muy fragilito, así que decidió darle una llamadita a las tropas francesas que habían cruzado a invadir Portugal y se habían quedado a vivir en Madrid, comiendo callos y bailando chotis:
-Hola, ¿es ahí la guerra?
-…
-Murat al aparato. Que digo yo que con 50 000 franceses en Madrid bien podría venir alguno a echar una mano, que tengo a los españolitos mu revueltos. Y además estamos en mayo, y los mayos, ya sabe usted que los carga el diablo. Mes de revoluciones de siempre.
-…
-Que me da igual que se hayan aficionado a los toros y al vino español, un francés, es un francés y debe luchar por la patria, tirar camiones de fruta y meterse con los deportistas españoles. No vamos a cambiar eso a estas alturas.
-…
-Bien, bien, nos vamos entendiendo. Pues me envía un batallón de infantería, un escuadrón de caballería y dos piezas artilleras pa que se calme la chusma. ¡Lo van a flipar!
Y los franceses, que no tienen sentido del humor ni entienden nuestras idas de olla, ni na, ¡¿no se ponen a disparar los muy hijos de las Galias?! Así, sin avisar ni nada, sin un “sujétame François, que no respondo...” ¡A mala fe! ¡¡Doce madrileños se cargaron con esa tontería!!
Eran las diez de la mañana, y España acababa de entrar, aún sin saberlo, en la Edad Contemporánea. Los madrileños se echan a la calle en masa, y comienzan a cazar franceses a lo loco, venga todos pa la saca. Entre las diez y las once y media dan muerte a un montón de gabachos tranquilotes que paseaban por las calles sin enterarse de la movida. ¡Si es que habían empezado ellos, jopé!, y nosotros somos de sangre caliente, que igual mañana nos arrepentimos, ¡pero hoy te mato, te mato y punto!
Y mientras el pueblo estaba dando el callo por las calles de Madrid, ¿qué hacía el ejercito?. Pues la mingurria ejército que teníamos, de 3000 personicas, estaba en el cuartelillo cruzado de brazos y murmurando: “qué movida, qué movida, chaval”, que a ellos le habían dado órdenes de no intervenir , y si hay algo que caracterizaba al ejército español era la obediencia, eso, y el afán de no meterse en líos, que ya venían escaldados de Trafalgar, que sabían que eran un pelín gafes, así que cuanto menos batallas mejor para todos, ellos mientras la plebe perdía la vida por defender el país, pues se hacían una partidita de damas o de billar, al que Fernando VII era un gran aficionado.
Mientras, los franceses fueron arrinconando a miles de madrileños en la Puerta del Sol, y allí los tenían, encerraditos a la espera de los mamelucos, que para el que no lo sepa eran unos soldados mu malos y mu fieros que se había traído Napoleón de Egipto, esclavos en su mayor parte. Los madrileños hicieron lo que pudieron, y algún mameluco mataron y todo, pero, a ver, que ellos eran muchos más, ¡¡y tenían caballos!! Pronto la revuelta es sofocada, con decenas de bajas españolas y cientos de prisioneros. Era la una del mediodía, y la manifa, como todas en España, había sido dispersada por los antidisturbios a golpe de porra, hay cosas que con el tiempo no cambian en Sol...

Continuará...

1 comentario:

Lady Tea dijo...

Feliz Año petardas!!!

Muak