CAP 1: EL MUNDO ANTES DE 1808 o ¿Qué
he hecho yo para merecer esto?
( Part 2)
Pues Napoleón nació en Córcega, así que
en realidad no era francés-francés. Lo que pasa es que cuando era
pequeño sus padres se fueron de “Corsos por el Mundo: Francia”
así que el Napo estudió en La France. Era bueno en mates , pero
tampoco le entusiasmaba el tema de los libros así que se hizo un
ciclo medio de artillería, que en la época tenía muchas salidas,
se sacó el carnet de caballo e ingresó en el ejército.
Su primer trabajillo fue el asedio a Tolón. Como acababa de terminar los estudios y tenía muy fresco el temario de “Teoría y Aplicación de la Estrategia Básica para la Invasión de Territorios” (la asignatura más coñazo del ciclo), la conquista de la ciudad fue un exitazo y se los metió a todos en el bolsillo
-¡Si es que no hay como tener
estudios, hombre! a este chaval lo vamos a destinar a la Comandancia
General de Artillería en el ejército de Italia.
Allá que se fue a la capital de los
gabachos. Lo que pasa es que empezó frecuentar unas compañías muy
revolucionarias. Formó una pandilla de chiquiteo con el Robespierre
y su hermano y entre pincho y pincho la liaron marsellesa. Que menudo
era el Robe, que era abogado e iba de legal e incorruptible , el tío
listo ¡Que era la vergüenza del gremio! Que después para liberar
el estrés de una vida tan recta lo que hacía era decapitar a lo
loco, sin medida. Así que pronto la cosa en Francia se les puso fea
y Robespierre y su hermano acabaron perdiendo la cabeza ellos también
(llevar cabeza era algo tan out, tan pre 1879) y Napoleón
encerrado un par de semanas en la fortaleza de Antibes, de donde
finalmente fue liberado para partir a París y empezar de cero, con
24 años, sin oficio ni beneficio…
En aquellos momentos París estaba muy
revuelto, y se lió una protesta contrarrevolucionaria que quería
terminar con la Convención y volver a lo de antes: el Antiguo
Régimen , que lo de cortar cabezas se les había ido mazo de las
manos y aquello era un sindiós. Que aquí firmaba sentencias de
muerte cualquier mindundi ilustrado y, de toda la vida, las
sentencias de muerte las firma un Rey.
Bonaparte estaba por allí echando
currículums, y finalmente le contrataron en prácticas a ver qué
hacía. El chaval se lo tomó en serio (creyó eso de que cuando se
termina una beca te contratan) y repelió a los insurgentes. Luego
se echó novia, la Josefina. Napoleón guapo, guapo no era, tampoco
tenía un pelazo, ni era alto y tampoco es que tuviera un caballo
deportivo, pero el uniforme viste mucho y las botas militares son de
tacón alto y Josefina picó.
A Josefina le pasó lo que a todas: que
el novio de la mili se va fuera. Y es que Napoleón tomó el mando
del ejército francés y se piró a conquistar Italia, a luchar
contra Austria, los Países Bajos, los territorios del Rhin y
finalmente, como Europa le quedaba pequeña, embarcó rumbo a Egipto:
La llamaron “Bonaparte On Tour 1798-1801”. Un exitazo de
gira. En el mundo mediterráneo no eras nadie si Napoleón no te
había dado una colleja revolucionaria.
En Egipto Napoleón hizo lo suyo, un
plan de obras públicas, derechos civiles, modernizar la
administración… y los egipcios se quedaron con las obras públicas,
los derechos civiles y la administración modernizada, pero dándole
patadas en la espinilla a los franceses. Que al principio hace
gracia, pero luego irrita y cuando llegaron los ingleses a ayudarles,
eso ya toca… lo que toca.
Hay que decir que no todo fue trabajo
para Napoleón. En Egipto empezó una colección de esas por
fascículos de geología. Le pilló el gusto a coleccionar rocas y él
venga a decirles a los soldados que pillaran tal o cual pedrusco y
que se lo trajeran al campamento, esto restaba seriedad al asunto,
¡que aquello en vez de un campamento francés parecía Stonehenge!
Al final, entre los egipcios, los
sirios y los ingleses mandados por Abercrombie (que luego le iría
muy bien haciendo camisetas) los franceses optaron por salir por
patas. Por eso de seguir con vida … Napoleón y los suyos hicieron
un crucero de regreso a París y Abercrombie se quedó con la
colección de piedras para abrir con ellas un chiringuito en Londres
(no sé si lo conocéis, el Museo Británico).
Un poco hartitos de escuchar a Celtas
Cortos y su “haz turismo invadiendo un país” los soldados
llegaron a París esperando unos mimos, unos masajitos ... ¡¡un
algo!!!. Pero en Francia, desde la Revolución, en el Gobierno había
un batiburrillo que pa qué, y no les hicieron ni caso. El Napo, que
siempre andaba en todos los saraos, volvió a sus orígenes, y
participó en un golpe de estado con el que consiguió el poder:
-A ver, un poquito de por favor, que
tanta ley y tanta reforma me tienen frito. Aquí ahora nos vamos a
regir por el Código Napoleónico y punto pelota, quien tenga dudas
que me lo consulte. ¡Ah! Y ni República ni gaitas, un imperio es lo
que tiene que ser la France, y el emperador yo mismo, por no ponernos
ahora a buscar, que iba a ser una liada… Que venga el Papa si eso a
hacernos una misa para celebrarlo y contratamos una orquesta o al
Beethoven que nos componga algo.
- Sería precioso, mi general, el Papa
le corona y…
- ¿Qué pasa? ¿Qué yo no tengo
manos? La corona me la pongo solito, ¡mariconadas las justas!
Y ya que tenía un imperio pensó en
reformarlo un poquito, lo típico: te compras un piso y te pones a
hacer obras:
-Lo que le falta a Francia es una isla, con lo a gustico que se tiene que estar en la playita. Así cuando me jubile me voy a un complejo hotelero en medio del mar. ¡Invadimos Gran Bretaña y de paso recupero mi colección de piedras! He dicho.
Pero estaba complicado eso de invadir
una isla, sobre todo si de barcos no vas sobrado y el enemigo es duro
de narices. Se ve que los hijos de la Gran Bretaña, además de sus
rocas, tenían una flota importante, viento a favor y a los
portugueses de aliados.
Continuará...
Continuará...
1 comentario:
ei me encanta tu blog acedlo asi de bien. Perdon por la ortografia y espero que vayais haciendo mas blogs!!! buena suerte!!!
Publicar un comentario